PolíticaÚltimas

Julio Mosle, despedido de Télam, de Lanús: «No hay manera de salir del conflicto si no es con una victoria»

Por Federico Arcelli.
Foto: Mailén Cervera.

«Cada despido es trágico, pero 357 es una verdadera catástrofe». Así describe Julio Mosle la situación ocurrida en Télam, su lugar de trabajo hasta que le llegó la triste noticia. Ingresó a la Agencia en junio de 2008 para cumplir las funciones de cronista y de redactor. En 2015 ganó un concurso para ocupar el cargo de editor. Pocos días después de cumplir diez años en el empleo, una decisión arbitraria del gobierno de Cambiemos lo dejó en la calle. «Que yo tenga memoria, soy el único despedido que vive en Lanús. Tengo otros compañeros de la ciudad que gracias a Dios tuvieron suerte y no los echaron», se consoló.

La Unión de Lanús se dio el lujo de dialogar en profundidad con este trabajador que representa la voz de los restantes despedidos, como así también de los que pudieron mantener su puesto y de los que se solidarizan con la lucha. Un conflicto que ya cumplió 40 días, y que tendrá para rato. Pero que, según los protagonistas, tendrá la resolución esperada: la total reincorporación y la salvación de Télam como agencia.


En su análisis, Julio Mosle considera que, para entender la magnitud de lo que se juega en este conflicto de Télam, primero es necesario conocer la historia de la agencia para dar cuenta de su importancia dentro del periodismo argentino.

-La Agencia Télam nace en el año 1945 mediante una decisión del aquel entonces Coronel Juan Domingo Perón. No se trataba de una herramienta para utilizar como propaganda sino para afrontar una situación muy particular que ocurría en el país. Sucedía que todos los diarios nacionales escribían las noticias internacionales copiando y pegando de dos agencias norteamericanas. Una de ellas se financiaba por el Estado y la otra por el Pentágono. De tal modo que quienes le contaban a los argentinos lo que pasaba en cualquier lugar del mundo, incluso en Sudamérica, era un periodista estadounidense. Y los que le mostraban al resto lo que sucedía en Argentina eran los corresponsales norteamericanos asentados en Buenos Aires. Ante esa realidad, el gobierno nacional decidió crear un equipo de periodistas argentinos que escriban sobre la realidad argentina para distribuir esos contenidos a todos los medios del país y del exterior, de modo tal que si Brasil quería contar algo sobre Buenos Aires lo hiciera a través de un comunicador oriundo de la ciudad. Esa es la explicación de por qué existe Télam.


-¿Cómo te enteraste de tu despido? ¿Estabas trabajando?

-Era martes. Estaba en la redacción cuando comenzaron a llegar las desafortunadas noticias. Llamé a mi casa para preguntar si había recibido algún telegrama, pero nada. Minutos después aparecieron los mails de bienvenidos a la nueva Télam y a mí cero. Sospeché de una demora del correo. El miércoles se recibieron unos nuevos mensajes, pero a mí no me había llegado ni el envío digital ni la notificación al domicilio. El jueves sí, ese día el telegrama que confirmaba mi despido golpeó mi casa.

-¿Cómo afrontan el conflicto?

-Se trata de un proceso que lleva más de 40 días de lucha, incertidumbre y dolor. En aquel entonces, nos encontrábamos en la redacción, en plena cobertura del partido entre Argentina y Nigeria, cuando empezaron a caer los telegramas. Resulta necesario explicar que las autoridades de la agencia habían dejado de asistir, y por lo tanto de trabajar, días antes de que estos telegramas llegaran. La última vez que se vio un gerente caminar por los pasillos del lugar había sido el viernes a la mañana, cuando la noticia llegó el martes siguiente. No teníamos la total magnitud de lo que pasaba hasta que en plena mañana apareció el ministro coordinador del Sistema de Medios Públicos, Hernán Lombardi, en una entrevista con Lanata en Radio Mitre. A través de ese audio nos enteramos que éramos 357 los despedidos. Tuvimos que esperar tres días para obtener la real dimensión de lo que ocurría, ya que a algunos les cayó la noticia el martes, a otros el miércoles y a otros el jueves, como así también telegramas que no llegaron nunca.

-¿Cuándo confirmaron la noticia finalmente?

-Recién el viernes, cuando depositaron las indemnizaciones. Sucedió que a los que no les había llegado nada se encontraron de repente con que el Banco Santander les informaba la noticia, a través de la aparición en la cuenta sueldo, de una suma de dinero acorde a lo que uno podría suponer como una indemnización.

-¿Cómo siguieron después de esto?

-La primera semana fue de mucha confusión, dolor y angustia, pero también ese momento en el que se cristalizó la forma de lucha que nos llevó hasta acá. Desde el primer momento en que nos llegaban telegramas de despido, por un lado, y mails de bienvenidos a Disneylandia, por el otro, nos dimos cuenta que no se trataba de ninguna de las dos cosas, sino de un problema que afectaba directamente a los 878 trabajadores de la agencia. Si despiden al 40% del personal se cargan a la agencia entera, lo cual creemos que es el objetivo de fondo del gobierno. Es por eso que hay una muy fuerte unidad entre los despedidos y los no despedidos para continuar esta lucha.

-¿Qué tan importante es la unidad de acción para esta lucha?

-Determinante. La unidad nos permitió que, luego de más de 40 días, consigamos en la Justicia que el juez de primera instancia en lo laboral fallara a favor nuestro respecto a la reincorporación de los trabajadores, una medida que todavía puede ser apelada por la empresa. Con esta misma unidad afrontamos la denuncia penal que las autoridades de la agencia le realizaron a nuestros compañeros, al acusarlos de usurpar los edificios de Télam. Denuncia que terminó descartándose por el juez Martínez De Giorgi, con un nuevo revés para el gobierno. Con esta misma lucha nos sentamos en la mesa de negociaciones en el Ministerio de Trabajo, donde se le exigió a Pousá y a Lombardi que presentaran la documentación de la agencia que justificara el despido del 40% del personal. Todavía no cumplieron con la entrega del material, que no creemos que exista, ya que no hay manera de avalar lo que hicieron.

-¿Están conformes con la pelea hasta el momento?

-Desde luego. Se trata de la misma lucha por la que logramos que Lombardi y Pousá tuvieran que ir a transpirar a la cámara de diputados, en aquella sesión que todos pudieron ver por televisión. También por esta misma lucha recogimos la solidaridad y el apoyo de muchos sectores, como organizaciones sociales y todo el arco político, entre los cuales se incluyen algunos oficialistas que llegaron a señalar que no estaban de acuerdo con la medida. No me quiero olvidar del arco gremial, en una coyuntura muy particular para los trabajadores. Todas las organizaciones sociales y sindicales se solidarizaron con nosotros, como así también los artistas y los organismos de Derechos Humanos. Este apoyo no sólo nos fortalece sino que nos obliga a no rendirnos, ya que después de todo esto no hay manera de que desistamos de la lucha, sobretodo porque es justa.

No hay manera de que desistamos de la lucha, sobretodo porque es justa».

-¿Qué papel juega el Fondo Monetario Internacional en estas decisiones?

-Un rol clave, ya que se trata de los primeros despidos en el Estado después del acuerdo con el FMI. Entre sus puntos principales estaba la idea de reducir la planta del Estado y por eso vinieron por nosotros. Se trata de un hecho político, una línea que el gobierno quiso trazar de acuerdo a cuál será la política de ajuste. Tenemos la posibilidad de plantarnos y de no permitir que usen el caso de Télam como regla para una reforma laboral. Es importante que el conflicto se gane, no sólo por nosotros, sino para demostrarle al gobierno y al FMI que si ellos van a ajustar, nosotros nos organizaremos y no los vamos a dejar pasar.

Si van a ajustar, nos organizaremos y no los vamos a dejar pasar».

-¿Ves factible llegar a victoria?

-No hay otra alternativa que una solución completa del conflicto de Télam. No se trata de un acto de optimismo bobo, sino de ver y analizar el escenario que se configuró. Existe una lucha, un paro que se sostiene desde hace más de 40 días, con un fallo a favor y una mesa de negociación abierta en el Ministerio de Trabajo, dos instancias de las cuales ya no hay manera de volver atrás. Necesitamos tener una salida favorable en la cual todos los argumentos que planteamos se cumplan.

No hay otra alternativa que una solución completa del conflicto de Télam»

-¿Qué estrategia propondrá el oficialismo?

-Sabemos que el gobierno juega al desgaste. Es por eso que las autoridades de la agencia no nos han levantado el teléfono desde que comenzó el conflicto. Porque no nos llamaron para decirnos que no, sino que directamente no se comunicaron. Es claro que están dispuestos a dejar pasar el tiempo para que el problema se diluya. Si bien, estamos todos con la misma convicción, entendemos que un conflicto de 40 días no es gratuito. Genera desgaste, angustia y muchas dudas respecto a su resolución. Pero, tenemos una convicción muy fuerte de que esta pelea se gana, más allá que entendemos que no será rápido. Transitamos por un periodo judicial, con los tiempos que eso conlleva, y una mesa de negociaciones en el Ministerio de Trabajo, donde Triaca es el conductor y por lo tanto los plazos serán los que él considere pertinentes. Pero deberán entender que detrás de todo esto hay una realidad. Somos 357 despedidos que no tenemos otra alternativa más que volver a Télam.

-¿Por qué no hay otra alternativa?

-Porque no estamos en un contexto de país donde un periodista pierde su trabajo en un medio y recibe ofertas laborales de otras redacciones. Los que hemos sido despedidos estamos convencidos de que nuestra continuidad está en la agencia porque es nuestro derecho, porque fueron injustos, pero sobretodo porque hay que defender a la Aaencia. Llegaremos a la victoria, pero necesitamos ser conscientes de que vamos a transitar por un largo y tortuoso camino, donde nos tendremos que sobreponer ante las adversidades, las chicanas y las trampas que nos proponga el directorio de Télam. Pero que quede claro: no hay manera de salir del conflicto sino es con una victoria.

No hay manera de salir del conflicto sino es con una victoria».

-Parecería tratarse de un nuevo golpe a la libertad de expresión, que comenzó con la derogación de la Ley de Medios y continúa con los despidos masivos en Télam. ¿Cuál es tu opinión?

-Cualquier despido es trágico, pero 357 es una verdadera catástrofe. Sin embargo, este no es el peor daño que hace el gobierno. Hay algo más de fondo. Es amputar la agencia, que tiene un rol estratégico para la sociedad.

 

Sobre el mercado hegemónico mediático

Julio Mosle realizó un análisis en detalle para dar cuenta de la función trascendental de Télam para los medios chicos, alternativos o del interior, al asumir la función de factor equilibrante en la competencia frente a los grupos concentrados en lo mediático, como Clarín y La Nación. Además, destacó la ventaja de no regir bajo la ley del mercado y por lo tanto no escribir con el rating sino con la posibilidad de evaluar si ese contenido es relevante o no.

-Por la concentración que existe en el mundo del empresariado mediático, son sólo dos las redacciones que tienen la posibilidad de cubrir varios eventos a la vez en el país, que son Clarín y La Nación, a través de corresponsables propios en las provincias grandes o por tener varios periodistas en el área metropolitana. Este despliegue les permite, por ejemplo, cubrir una docena de partidos de fútbol a la vez o una sesión de Diputados y Senadores en simultáneo, y al mismo tiempo estar en una actividad en la Casa Rosada. Porque para sostener esto sólo se necesita comunicadores y recursos. Esta magnitud no la tienen los medios chicos ni los del interior. El diario más importante de Santa Fe o de Córdoba no posee la billetera para tener un periodista todos los días en la Casa Rosada como sí Clarín y La Nación. Esa distorsión de oportunidades hace que los que tienen más dinero puedan concentrar el contenido y por lo tanto el mercado porque el lector va a ir al lugar donde exista la mayor cantidad de material. Y un diario chico o del interior no puede competir.

Ley del mercado versus ley de lo relevante

-Por un lado, existe con Télam la cuestión que permite que todos los medios puedan competir en igualdad con los más poderosos, y por el otro, que todas las voces tengan garantizado su espacio. Hay que entender que los medios privados se rigen por la ley del mercado, es decir, por el contenido que les genera más consumidores. Además, crean su propia agenda a través de la pauta que reciben, lo que hace que hablen bien de quienes les ponen plata o en tal caso no hablen mal. Que haya una agencia estatal te garantiza ser ajeno a las pulsiones privadas, como el rating, ya que al escribir una nota no pensamos en cuantos lectores puede llegar a tener sino si es relevante o no. Las luchas de mamá cultiva o de padres de la Asociación de Electro-dependientes no hubiera entrado a la agenda pública sino era por Télam. La agencia es la herramienta que debe dar el Estado para garantizar el acceso a la información de todos los argentinos.

Por qué Télam debe estar más viva que nunca

-Que Télam no esté al aire es una tragedia porque los medios chicos o del interior, en vez de buscar los cables de Télam, como hacían hace 40 días, ahora tienen que ver a los columnistas de Clarín y La Nación. Y eso no es gratuito. Más bien es grave y doloroso porque la temática del despido es el golpe, pero la finalidad se relaciona con eliminar ese instrumento del Estado que garantizaba la pluralidad y federalidad de voces.

-¿Sólo sucede en lo gráfico este problema?

-No, también pasa en la radio y en la televisión, donde Télam produce contenidos. Lo que garantizaba la Agencia a todos los medios del país era que cuando sucedía una noticia en Córdoba o Catamarca, el que reportaba lo acontecido era un corresponsal que estaba ahí. O si un medio necesitaba fotos del partido de Boca del domingo, Télam se las proveía. Veníamos a funcionar como una especie de equilibrio, ya que garantizábamos esa igualación, pero además el acceso al contenido porque sino existiera Télam cubriendo todo lo que cubre solo se reportarían las cosas que los medios masivos entienden como relevantes. Siempre fuimos un patrón igualador para los medios y un garantizador de información pública para todas las luchas políticas, sociales y gremiales.

Télam siempre fue un patrón igualador para los medios y un garantizador de información para las luchas políticas, sociales y gremiales»

En el ejercicio de contar lo que los medios hegemónicos no informan por cuestiones económicas o de interés de agenda, Julio Mosle describió dos de los casos por los cuales la presencia de Télam resulta trascendental 

Femicidios

-Las estadísticas de femicidios no pudieron hacerse oficiales hasta hace muy poco tiempo. La organización feminista «La Casa del Encuentro» necesitaba relevar los datos que los medios llamaban crímenes pasionales. Sin tener la posibilidad de acceder a la base de datos oficiales, llevaron un registro de esos episodios a través del servicio informativo de Télam, que daba el espacio a esos asesinatos cuando la mayoría de los medios miraban para otro lado o le daban sólo dos líneas. Télam fue el patrón y la brújula con la que se hizo el enorme trabajo sobre los femicidios, que terminó construyendo la figura legal.

Pueblos originarios

-Otro caso se relaciona con los pueblos originarios, área de la cual se encargaba el despedido Carlos Catrileo. En Formosa habían desaparecido seis menores de edad después de una represión de las fuerzas de seguridad provinciales. Ningún juzgado ni organismo oficial dio cuenta de lo que pasó con la ausencia de aquellos niños. Los familiares se presentaron en la comisaría, pero no obtuvieron respuesta alguna. A través del periodista de Télam, que siguió el tema, publicó diversas notas con interrogatorios a fuentes oficiales, logró mover el aparato del Estado y esos pibes aparecieron en un instituto de menores de otra provincia, sin documentación. Si Télam no accionaba en la búsqueda de la verdad, los chicos hubieran desaparecido por tratarse de un hecho irrelevante para los medios hegemónicos, al saber que no se juega una pauta ni nada de índole comercial. La responsabilidad de Télam es que todos los que no tienen voz tengan voz. Y si Télam no está al aire, todo esto no pasa.

La responsabilidad de Télam es que todos los que no tienen voz, tengan voz».

Rodolfo Pousá, un enemigo bien conocido para Télam y la democracia.

-Rodolfo Pousá ha sido sostenedor de micrófonos a diferentes dictadores en América Latina. Basta con buscar algunos videos en internet para encontrarlo. Si retrocedemos en la historia, en el año 2000, De La Rúa, que ya tenía a Lombardi en su gobierno, nombra como director de Télam al propio Pousá. Esta persona llega a la agencia y se encuentra con 700 trabajadores, que en aquel momento cumplían la función de periodismo gráfico y administración de pauta oficial. Resulta que el flamante director encaró un agresivo plan de retiros voluntarios, que dejó a Télam con 400 trabajadores. Y luego decidió entregarla tras firmar un decreto de cierre de la agencia. Se trató de un largo conflicto que en el medio se llevó puesto a De La Rúa, por lo cual no se pudo concretar es fin. El gobierno siguiente tuvo que despedirlo a Pousá, ya que no renunció, y cobró una indemnización en 2006 a valor dólar.

La campaña de los ñoquis del Estado.

-Hay un discurso instalado por el gobierno que dice que en 2003 la empresa tenía 470 trabajadores y que en 2016 se encontraron con 923, dando a entender que todo ese incremento se trataba de gente de más que había contratado el gobierno anterior. Lo que no dice Pousá es que, por un lado hubo que recuperar la planta de periodistas que él mismo sacó a través del retiro voluntario en el 2000, y por el otro, que hubo una revolución tecnológica con la aparición de internet y las plataformas digitales. Télam tuvo que crear un portal web, por lo cual necesitó de más empleados, como así también en radio y en televisión. Asimismo, se decidió que la agencia tuviera a disposición los idiomas inglés y portugués para aquellos periodistas del exterior que decidieran informarse a través de lo que pasaba en argentina con comunicadores autóctonos. En 2015, asumió Pousá otra vez y dijo que no le interesaba todo lo que se logró, por lo cual comenzó a quitar los servicios. También cambió la metodología democrática y transparente del control de la pauta. Ahora con pared de por medio, el mismo que diagrama está al lado del que controla, dentro de la Jefatura de Gabinete.

Preservación del archivo histórico, otro de los recortes por parte del gobierno

-Télam tiene un enorme archivo desde su fundación, en 1945, hasta la fecha, con material que durante décadas estuvo en su formato original por falta de una política de Estado que le diera una preservación a este contenido. Este problema generó que el material se extraviara, se perdiera y no fuera accesible para quienes lo necesitaran. Durante el gobierno anterior, se tomó la decisión de digitalizar todo esto para que no se vuelva a perder y hacerlo de fácil acceso para quien quisiera consultar. La gestión actual, como era de esperarse, suprimió la tarea.