Violencia institucional: a 29 años del crimen de Walter Bulacio
Corría el año 1991, más precisamente el 19 de abril, cuando un joven de 17 años se levantaba de su cama para cumplir el sueño de su vida: ver a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, su banda preferida. Ese chico era Walter Bulacio, que salió de su casa de La Matanza, pero nunca más volvió.
La banda liderada por el Indio Solari se presentaba esa noche en el mítico estadio de Obras Sanitarias, situado en el barrio porteño de Nuñez. Sorpresivamente, la jornada contaba con una fuerte presencia policial, la que luego ocasionó una razzia. Más de cien jóvenes, entre ellos Bulacio, fueron arbitrariamente detenidos y golpeados por la Policía Federal.
La orden llegó a través del comisario de la Seccional 35°, Miguel Ángel Espósito, quien realizó estas detenciones con el objeto de averiguación de antecedentes. Bulacio, detenido sin ningún tipo de justificativo, saldría de la comisaría al otro día, casi inconsciente, con destino al Hospital Pirovano.
Allí le diagnosticaron un fuerte traumatismo de craneo. Con las pocas fuerzas que le quedaban, el joven llegó a decirle al médico que lo atendió que lo había golpeado la policía. Cinco días más tarde, en un nuevo traslado al Hospital Mitre, Walter murió.
«Conozco a muchos chicos que, por el sólo hecho de divertirse, no quiero que les pase lo de mi hijo», bregó el padre de Walter Bulacio en una entrevista televisiva con Juan Alberto Badía. El conductor le había preguntado sobre qué le hacía continuar con la lucha.
La condena al ex comisario Miguel Ángel Espósito llegó tarde -en 2013- y no de la menera que se esperaba. Fue acusado únicamente por la privación ilegítima de la libertad, pero no por el asesinato, y se lo condenó a tres años de prisión en suspenso, de tal modo que evitó la cárcel. La defensa de la víctima había pedido seis años, la pena máxima.
Se trató de un caso emblemático que llegó, incluso, hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El organismo, allá por 2003, ordenó «proseguir y concluir la investigación» para «sancionar a los responsables» del hecho. Además, exigió a nuestro país que «no se repitan hechos como los del presente caso, adoptando las medidas legislativas y de cualquier otra índole que sean necesarias».
En 2001, «los redondos» tocaron en Uruguay. Allí, y tras cumplirse diez años del trágico hecho, la banda le dedicó a la memoria de Walter el tema Juguetes Perdidos.
Desde aquel entonces, el crimen de Walter Bulacio no es un hecho más, ya que actúa como bandera de lucha ante los distintos abusos de autoridad, crímenes por gatillo fácil y violación de los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad, en democracia.