¿A qué juega Cambiemos en Lanús?
El particular manejo de la pandemia en Lanús abre varios interrogantes respecto a cuál es la situación de Cambiemos en el distrito y qué se juegan Néstor Grindetti y su equipo. Se pueden identificar dos sectores claros en cuanto a las posturas y las posiciones que se asumen sobre cómo abordar las respuestas a la crisis que vivimos.
Por un lado, un sector que se muestra conciliador y amigable respecto al gobierno nacional y provincial, que tiene voluntad de coordinar con la oposición y que busca diferenciarse del ala más radicalizada de Juntos por el Cambio, encarnada en Miguel Ángel Pichetto, Patricia Bullrich y demás.
Por el otro, el sector más puro e ideológico del macrismo, cuya conducción en la Provincia de Buenos Aires radica en María Eugenia Vidal, y se muestra alineado con las posiciones del Pro a nivel nacional respecto a temas de interés público (Vicentín, aporte extraordinario a las grandes riquezas, etc). Este espacio no titubea en confrontar permanentemente con Alberto Fernández, con Axel Kicillof y con la oposición del Frente de Todos a nivel local.
Más allá del eje divisorio más claro, que es la postura respecto al formato de la cuarentena – más flexible, más estricta, mayor asistencia social con las organizaciones sociales, mayores controles, etc.-, evidentemente se esconde un problema de fondo, mucho mayor. Y la respuesta se encuentra en la sucesión de Néstor Grindetti en la intendencia de Lanús.
Este tema abrió una grieta al interior del oficialismo local que, más allá de estar oculta, aflora y es el propio Grindetti el que debe ensayar un equilibrio. Muchas veces lo lleva a mostrarse ambivalente, por no decir contradictorio; priorizar la relación con el gobierno nacional y provincial o mantenerse alineado a quienes lo llevaron a ser intendente, esa es la cuestión.
Ante cada hecho político, un sector responde de una manera y el otro de otra. Si el jefe de gabinete Diego Kravetz se acerca a Alberto, el diputado provincial Adrián Urreli responde con María Eugenia Vidal. Y en ambos lados está Grindetti, como una especie de vértice de ese triángulo, legitimando a los dos sectores.
A priori, pareciera ser que Urreli es el dirigente que tiene a dónde mirar hacia arriba. Es diputado provincial, tiene relación con los operadores de Cambiemos y también un vínculo directo con Vidal y los diputados que le responden a ella. Por supuesto, también posee una excelente relación con Grindetti, con quien caminan juntos desde hace muchos años.
Del otro lado está Kravetz, que demostró no tener empacho en embarcarse en el armado territorial con actores del peronismo local. Se hizo cargo de parte de la estructura del peronismo, es decir, de varios de los referentes de Remedios de Escalada, Villa Caraza y hasta de la Universidad Nacional de Lanús. E intenta construir un camino alternativo entre Grindetti y la oposición más firme del Frente de Todos a nivel local. Pareciera algo imposible, pero es una apuesta latente que no existe hoy por hoy para el intendente.
Entonces, mientras Urreli apuesta “hacia arriba”, Kravetz apuesta “hacia abajo”. Y como ya se dijo, la diferencia más clara está en los discursos: mientras Urreli declara fuertemente contra el gobierno nacional y provincial, Kravetz y los suyos no son para nada confrontativos. Grindetti, otra vez, hace “una y una” para cada lado.
Así están las cosas. Existe un escenario abierto y de disputa dentro de Juntos por el Cambio, que empieza a asomar y tendrá un capítulo casi definitorio en la elección de medio término del año próximo. Allí, Urreli deberá renovar su banca provincial o declinar de ella y volver a Lanús para encabezar una eventual lista de concejales, algo que lo posicionaría como candidato natural para el camino hacia la próxima intendencia en 2023.
En ese caso, ¿qué hará Kravetz? Algunos dicen que encabezaría un partido vecinalista con lista corta, con el método de boleta puerta a puerta como ya ocurrió en 2019. Quién sabe. Pero por ahora, la convivencia pareciera no ser pacifica entre estos dos sectores, y ese equilibrio que intenta sostener Grindetti, podría desatar una confrontación mayor entre estos dos sectores, que incluso podría terminar en ruptura.
Mientras tanto, el Frente de Todos se esfuerza en seguir ordenando sus espacios, para llegar competitivos y con chances de arrebatarle a Cambiemos el “Sillón de Manolo”.

