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Lanús perdió 3-1 con Gremio y se despidió de la Sudamericana sin pena ni gloria

Poca onda. Un gol de Burdisso de cabeza a los seis minutos. La vergüenza deportiva del Laucha Acosta. No mucho más. Lanús perdió 3 a 1 con Gremio en el Arena de Porto Alegre, y no se puede decir que haya sido partido. No dio pie con bola el Grana, en un partido que el equipo brasileño manejó a voluntad desde que convirtió el segundo gol a los 22 minutos. Tres goles regalados al Gremio, dos por nuestros centrales (¡siempre nos cabecean en el área, no importa cuándo leas esto) y uno por el juez de línea (claro offside de Diego Souza, presente que el equipo gaúcho no necesitaba). ¿Duele perder? Sí, sobre todo cuando no se opone resistencia. Este Lanús es una mueca. Ahora que además se va Quignon, uno de sus mejores jugadores (Che, Dallas, ¿no te gusta Alexis Pérez ya que estás?), las cosas no pintan bien para el Grana.

Este Lanús sin alma que hoy dirigió Maximiliano Cuberas parece pedir a gritos una lavada de cara. ¿Refuerzos? En el haber, claro está, podemos decir que en el último año Lusis Zubeldía, como siempre lo hizo, «sacó pibes»: es decir, promovió al primer equipo jugadores de las inferiores que hicieron un buen papel cuando les tocó jugar en Primera. Pero el debe actual es un poco fuerte: no sabemos a qué juega Lanús, menos que menos cuando al equipo de un entrenador conocido por experimentar variantes tácticas le convierten de cabeza en todos los partidos. El Grana es hoy un equipo que demasiado a menudo ataca livianito y defiende horrible. ¿Cómo salimos de esto? ¿Cuándo salimos de esta espiral descendente? Cuatro torneos seguidos por el pancho y la coca. Aquella aciaga final contra Defensa y Justicia parece haber quedado lejísimo en el tiempo, sobre todo porque parece imposible que este equipo pueda alcanzar algo parecido a una final. Habrá que barajar y dar de nuevo. La pregunta del millón es con qué cartas.