Antes del «tractorazo»: los siete «paros» del «campo» y la gestación del golpe del 76
Por Aldo Duzdevich (*)
El 11 de septiembre de 1975, Jorge Rafael Videla es entrevistado a la salida del Congreso de la Nación. Un periodista le pregunta: «¿General llegaremos a 1977 con esta Institución?» .
Videla, sonriéndose: «¿A cuál institución se refiere…?».
Periodista: “Con del Congreso de la Nación Argentina…”.
Videla: “…Las instituciones son permanentes, entiendo que si…”
El 13 de Septiembre la Presidenta Isabel Martinez de Peron pide una licencia y viaja a Ascochinga a una residencia de la Fuerza Aérea para tomarse un mes de descanso. La acompañan las esposas de los tres comandantes. El Presidente Provisional del Senado Italo Luder asume la presidencia.
La crisis política se extiende dentro del peronismo. En el Movimiento Obrero surgen sectores que se alejan de la Presidenta. El sector mas rebelde lo encabeza el gobernador de Buenos Aires Victorio Calabró, quien no oculta sus buenas relaciones con el poder militar, y vaticina “así no llegamos al 77” . Desde el espacio de poder que le da la gobernación , Calabró lidera el “antiverticalismo” con la secreta ilusión de llegar a la presidencia a través de la Asamblea Legislativa. Por pertenecer a la UOM la confrontación directa es con Lorenzo Miguel.
La prolongada licencia de Isabel abre un espacio de duda sobre su regreso al gobierno. Desde varios sectores se alimenta la idea de que el interinato de Luder se convierta en permanente. La Opinión titula en tapa: “Al extender la licencia se busca afirmar el proceso”. “La incógnita de la salud presidencial”. “Los altos mandos prevén licencia mas amplia”. Años después, Luder reflexionará: «Hubiera sido un golpe institucional como ocurrió cuando el presidente Frondizi fue derrocado en 1962 y asumió el doctor Guido, presidente del Senado, que fue un presidente de facto porque no existió renuncia del doctor Frondizi y disolvió el Congreso por presión de las Fuerzas Armadas. Así yo hubiera terminado como un prisionero de las Fuerzas Armadas»
El 5 de Octubre, Montoneros asalta el Regimiento 29 de Formosa, con el luctuoso saldo de veinte muertos: once soldados y nueve guerrilleros. Es su declaración de guerra al ejercito. La Opinión titula: “El país en guerra” con un mapa de Argentina mostrando los distintos puntos donde hubo atentados.
El 17 de octubre, Isabel retoma la presidencia. Se realiza un acto en Plaza de Mayo con importante nivel de concurrencia, donde abundan los insultos contra Calabró. Isabel hace un discurso de tono moderado poniendo énfasis en “expresar nuestras banderas en términos de dialogo y convivencia de unidad y cohesión nacional, de democracia y de derecho”
A partir del regreso de la licencia de Isabel, el clima político proseguirá entre las operaciones periodísticas de licencias y renuncia y las desmentidas semanales.
El 6 de noviembre, Isabel da por cadena un breve mensaje de cuatro minutos : “Al pueblo de la Nación (…) el país sufre una agresión interna y externa del terrorismo periodístico y de rumores difamatorios.(…) No he solicitado licencia ni lo haré. No he renunciado ni pienso renunciar.” El dia 11 Balbín vuelve a poner paños fríos, en un reportaje televisivo expresa: “ Yo no pido la renuncia ni el alejamiento de nadie; pido la comprensión de todos.(…) pero la realidad demuestra que los problemas no se resuelven.”
En abril del 76, el diario londinense The Economist decía: “Juan Perón está muerto y la Junta Militar ya no deberá competir con un rey instalado del otro lado del océano. Pueden esperar en forma razonable que el peronismo se rompa en mil pedazos.(…) En verdad, el general Videla hizo desistir a los mas impacientes de sus subordinados , de dar el golpe antes, para dejarle un margen de tiempo
al proceso de desintegración del peronismo.”
Es correcta la interpretación de The Economist, porque fue la estrategia diseñada e implementada desde antes de la muerte de Perón. Sin embargo,
Videla tenía un nivel mental muy mediocre para semejante elaboración estratégica. Sus cerebros mandantes fueron el establishment y una central de inteligencia que no se pierde de nunca de participar.
Gabriel Labaké en su libro describe la situación: “Dentro de nuestro gobierno, se sentían ya con mucha fuerza las presiones militares y la acción de la Triple A ( que nadie dudaba entre nosotros que respondía directamente a los militares, después de la salida de Lopez Rega). Por otro lado el gobierno sufría la paradoja grotesca de no contar casi con servicios de inteligencia y menos aún con Fuerzas Armadas. Ya mandaban en la practica los militares y los guerrilleros, solo ellos tenían “los fierros”. Nosotros nos quedamos con el poder formal, los timbres para pedir café y las alfombras rojas. En ese contexto la dirigencia peronista oscilaba entre: “bordaberrizar” a Isabel como habían hecho en Uruguay dejando al presidente apoyado por los militares y sin parlamento o resistir la presión militar pero con guante de seda dada nuestra debilidad.”
Videla concurre a Montevideo a la XI Conferencia de Ejércitos Americanos (auspiciada por Washington) y allí pronuncia esa terrible frase cuyo real
significado recién descubriremos varios años después : “Si es preciso, en la Argentina deberán morir todas las personas necesarias, para lograr la seguridad del país”.
Del 1 al 17 de diciembre se contabilizan 59 asesinatos de las bandas paramilitares. En esos días Montoneros mata al general Jorge Cáceres Monié y su esposa y al Intendente de San Martin Alberto Campos; además hay otros nueve muertos entre militares, policías y sindicalistas.
El 17 de diciembre, Isabel anuncia el adelantamiento de las elecciones para octubre de 1976. El indice de inflación anual fue del 310% y el dólar financiero llegó a los 60 pesos (a inicio de año estaba en $10) .
El 18 de diciembre estalla una sublevación en la Aeronáutica. Su comandante, brigadier Hector Fautario, no compartía la idea del golpe, entonces con el discreto apoyo de ejécito y marina el brigadier Orlando Capellini tomó Aeroparque y apresó a Fautario. Una escuadrilla de aviones Mentor sobrevuela la Casa Rosada en formación de ataque. Isabel ordena al personal civil evacua la casa, pero pese a la amenaza de bombardeo, ella permanece en un despacho. La asonada que dura tres días concluye con el cambio de Fautario por Agosti. A semejanza del golpe chileno este era el “tancazo” una sublevación previa que sirvió para medir la reacción popular, que fue nula. El actual embajador Alberto Iribarne recuerda: “En repudio a lo de Capellini, hicimos una movilización en la calle Corrientes, nuestra movilización era muy pobre. Tan es así, que los que estaban haciendo cola para ver ‘Pescado Rabioso’ en el ‘Gran Rex’ nos triplicaban en número.”
El 23 de diciembre el Ejercito Revolucionario del Pueblo ERP ataca el Batallón 601 de Monte Chingolo, con un saldo de mas de cien muertos entre guerrilleros, militares y vecinos de una villa cercana.
El 28 de enero una nueva central empresaria APEGE constituida los grandes grupos económicos convoca un paro empresarial, “en defensa de la iniciativa privada y en contra el esquema colectivista, estatizante y demagógico que padecemos” . Los ganaderos se negaron a entregar hacienda por varios días y el precio del novillo en pie paso de $1.200 a $3.000 el kg.
Sobre el papel de las entidades del agro, los investigadores Verónica Baudino y Gonzalo Sanz Cerbino expresan : “De enero a marzo del ’75 pudimos
contabilizar siete paros comerciales, convocados por FAA, SRA, CRA y CONINAGRO. Los paros convocados luego del Rodrigazo, ya tienen un efecto
desestabilizador por sus consecuencias económicas. Uno el 19 de septiembre y se extendió por 11 días, otro el 24 de octubre, que duró 18 días. La siguiente acción, que terminó definiendo la situación, fue el lock out del 16 de febrero del año 76. La ofensiva desatada a mitad del 75 tenía por objetivo generar el máximo desgaste posible al gobierno de Isabel Perón, arrebatándole el poco respaldo que le quedaba.”
El 2 de febrero con un nuevo cambio de gabinete, se va Antonio Cafiero y con él una de las ultimas esperanzas de sostener al gobierno.
La fecha del 24 de marzo había sido fijada en función de que las Fuerzas Armadas necesitaban unos meses de instrucción para la nueva clase 55 que estaba ingresando al servicio militar.
(*) Autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón.
