Alberto Fernández en la Cumbre de las Américas: el debate sobre las democracias saludables y un discurso injustamente inadvertido
Por Alejo Márquez y Dante López Raggi.
El presidente Alberto Fernández participó con un discurso fuerte y significativo en la IX Cumbre de las Americas, foro inspirado bajo la consigna de la creación y consolidación de un futuro sostenible, resiliente y equitativo.
Aunque el discurso del 9 de junio pasado, pasó inadvertido por otras cuestiones políticas en los últimos tiempos, entendemos su importancia desde un abordaje geopolítico que sitúa a nuestro presidente como líder y referente latinoamericano.
Alberto mencionó la dura situación que vivieron la región latinoamericana y el caribe luego de la pandemia, emergiendo como la región más endeudada del mundo en los años que corren. “El peso promedio de la deuda externa supera el 77 por ciento del PBI regional”, señaló.
El flagelo de la deuda golpea y margina a los pueblos mientras que condiciona la libre elección y acción de los gobiernos. Según el presidente argentino, las políticas de Donald Trump han dañado fuertemente a los gobiernos de la región y, debido a la injerencia en los organismos de crédito internacional, han propiciado el endeudamiento de nuestras economías.
En un contexto de caída y daño económico se ponen en mesa de negociación la conducción de organismos internacionales que se han distanciado de sus menesteres y objetivos originales y fundacionales. El BID, por ejemplo, pasó de cuatro presidencias consecutivas latinoamericanas (Felipe Herrera, Antonio Mena, Enrique Iglesias y Luis Moreno) a ser dirigido por un político oriundo de Florida, Estados Unidos.
La OEA, por su parte, requiere urgentemente una reestructuración que vuelva la mirada hacia la región latinoamericana. No cabe posibilidad alguna que la Organización de Estados Americanos propicie y defienda la erosión democrática de un presidente que, de manera justa, ha sido electo popularmente. En un contexto eleccionario en Bolivia, la misión de la OEA publicó un informe preliminar acusando a Evo Morales de haber hecho fraude, hecho que justificó el golpe de estado que encabezó Jeanine Añez, la violencia institucional, el exilio forzado de Evo y la construcción de un gobierno ilegítimo en la nación hermana.
En un contexto global compungido por la desigualdad e inequidad, Alberto Fernández manifestó la necesidad de poner fin al triunfo de la insensibilidad. Son tiempos para un “humanismo renovado” al calor de encíclicas y doctrinas que nos enseñen y orienten respecto a la solidaridad y la justicia social como horizonte, tal como lo menciona Francisco en Frattelli Tutti.
La pandemia ha dejado en claro el rol necesario y presente del Estado. Se deberá abonar, en conjunto, a una democracia de calidad, saludable y que represente a la sociedad civil en su conjunto y, en este sentido, sea útil en lo relativo a paliar demandas que con los tiempos que transitamos requieren ser escuchadas.
A pesar de la claridad conceptual quedan aún muchas consignas. Una de ellas para trabajar y poner el foco según Fernández es aquella referida a la limitación de los oportunistas del contexto actual. Existen globalmente acreedores, prestadores y organismos de crédito que lucran con la estabilidad y bonanza de nuestro pueblo. Ante esta injusticia resulta necesario entender que en muchas ocasiones, tal como lo menciona Marcelo Gullo, “el derecho internacional resulta una telaraña la cual atrapa a la mosca más débil pero deja pasar a la mosca más fuerte” haciendo caso omiso a las necesidades globales por equidad y justicia. En esta Cumbre se vio el nuevo lineamiento con los países hermanos de Hispanoamérica: el presidente sostuvo que no puede haber política internacional con bloqueos y exclusiones, pues el gobierno argentino pudo reflexionar, que frente al embate de esta globalización desregulada y el avance del neoliberalismo en la estructura económica de los países, como en el imaginario social de los sujetos, es necesario unificar fuerzas con los otros países de la región, para que el imperialismo financiero se convierta en un tigre de papel.
Frente a esto, el canciller Santiago Cafiero pudo participar de la reunión de ministros y ministras de Relaciones Exteriores, donde sostuvo que “La OEA nunca más debe legitimar procesos de desestabilización”, desde una visión crítica sostuvo que “Los hechos vislumbran que las medidas unilaterales que aún se llevan adelante en nuestra región han fracasado y solo han generado sufrimiento en la región”. El pueblo argentino, como Hispanoamérica, ya tiene una larga historia de fracasos con los organismos internacionales, desde que llegaron esos leviatanes a nuestras económicas y culturales, los países de nuestra región comenzaron un deterioro estructural, imposibilitando los derechos de las mayorías populares. Un claro de ejemplo para poder entender a estos monstruos financieros, es lo que sostuvo nuestro pensador nacional Arturo Jauretche “Asesorarse con los técnicos del Fondo Monetario Internacional es lo mismo que ir al almacén con el manual del comprador, escrito por el almacenero”
A nivel doméstico o local, por su parte, también existen oportunistas. Estos tendrán, consecuentemente, que aceptar aquellos impuestos progresivos (que paguen más los que más tienen) y aportar parte de sus cuantiosas fortunas colocadas en beneficio del capital local en disposición al pueblo como beneficiario. Recordemos que estamos un gran problema mundial, en donde según un estudio realizado por la organización Oxfam titulado “Tiempo para el cuidado”, en donde nos muestra que 2153 multimillonarios tienen más dinero que el 60 % de la población mundial, esto quiere decir que las riquezas que posee el 1 % del sector rico de la población mundial equivalen al doble de la riqueza acumulada que el resto de las 6.900 millones personas, ósea el 92 % de la población mundial.
En el año 2019 se realizó un informe sobre el desarrollo humano, llevado a cabo por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en donde sostiene que en nuestro continente se registra la mayor desigualdad de ingresos en el mundo a partir de la década de 1980. Uno de los factores para que esto suceda, es que el 10% más rico en Hispanoamérica concentra una porción de ingresos mayor que en cualquier otra región (37%), en donde el 40 % de la población más pobre recibe la menor parte que es del 13 por ciento.
A su vez, la CEPAL sostiene que en nuestro continente el 20 por ciento de la población más rica concentra el 83 por ciento de la riqueza y tributa sólo el 5,4% de su renta, como además el número de billonarios paso de 27 a 104 desde el año 2000. Podemos observar dos organismos internacionales muy distintos, pero que nos muestran casi el mismo panorama: que los ricos se llevan más que los sectores populares, dejándonos las migajas de un pan seco y duro.
Finalmente, aunque importantísimo desde lo simbólico y nacional, Alberto Fernández ha mantenido el reclamo por la soberanía argentina en Malvinas mencionando la ausencia de las mismas en el logo en la IX Cumbre de las Americas. La voz del pueblo argentino, llega hasta estos espacios, pues en este proceso desmalvinizador que quieren establecer en nuestra patria, es primordial que las Malvinas sigan estando como bandera para nuestra victoria como pueblo.

