Lanús le ganó a Huracán y se prendió en la lucha por un lugar en la Copa
Triunfazo de Lanús. Los que peinamos canas sabemos que Huracán no es un rival más. Por eso, deconstruidos y todo, nos dejamos llevar y cantamos eso de Huracán… Narananana de Parque Patricios… Porque hay pica. Los más jóvenes no la vivieron, pero la huelen en el ambiente. Está bueno ganarle a Huracán. Y se le ganó. Y se le ganó bien. Porque fue Lanús el que manejó mejor la pelota, el que le puso fútbol al menú, el que más quiso, y también el que hizo un gol, de la mano de Toto Belmonte. Y así como ante Sarmiento la jugada desgraciada de Canale complicó un que venía sin sobresaltos, esta vez el que la complicó fue Kudelka. Nos agarramos la cabeza en la platea cuando salió el uruguayo Luciano Boggio, el único de los 11 que no podía salir. Pero salió y el equipo perdió precisión, mística, inteligencia.
Y Huracán se vino. Cascoteó el rancho con entusiasmo pero sin cerebro. Lanús lo pudo haber vacunado de contra, pero le faltaron cinco para el peso. Lanús, amigos, juega bien mucho más tiempo del que juega mal, tiene momentos de precisión en velocidad y defiende razonablemente. Es bastante. ¿Está para campeón? Probablemente no, ya que River fue apuntalado en las primeras fechas por arbitrajes amigables y ahora está muy sólido, al menos en el plano local. ¿Está entonces el Grana para pelear por un lugar en la Libertadores? Pero claaarooo… Vamos Grana, que dejamos atrás aquellos antiguos pozos…