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Javier Maroni, director del Hospital Evita: «Aún en una pandemia mundial, nuestro sistema de Salud Pública sigue dando respuestas»

Por Daniel Riera.

La noticia falsa de que el Hospital Evita estaba cerrado sacudió al distrito, pese a que se desmentía sola: bastaba con pasar por la puerta. En los últimos días, se dijo de todo sobre el Evita: que estaba cerrado, que estaba colapsado, que no daba para más… En esta entrevista, en su despacho del tercer piso del Hospital, Javier Maroni, el director del centro de Salud más importante del distrito, responde todas las preguntas.

-El hospital está claramente abierto a toda la comunidad. Nos apena cuando se publican cosas que no son ciertas. Lo único que quieren es lastimar, no tiene otro sentido. Una nota sin desarrollo, solamente un título, sin verificar nada, sin buscar la verdad. Eso tiene patas cortas.

-No está cerrado el hospital, entonces…

-(Risas)… No, para nada.

En estos días se dijo que el hospital está colapsado, que la situación no da para más y que hay una gran cantidad de trabajadores con Covid-19. ¿Qué hay de cierto y qué no?

-Bueno, vamos a repetirlo. Que está cerrado no es verdad, al contrario. Cerrar un hospital en medio de una pandemia es decirle a la gente que se muera en su casa, es imposible… No sólo porque está fuera de nuestros principios sino porque además nosotros honramos la idea de Ramón Carrillo, la idea de los principales sanitaristas de nuestro país. La atención del pobre y el humilde es nuestro horizonte. La atención de todos, en verdad, porque el hospital recibe a todos. Hoy en el hospital tenemos pacientes con prepagas internados, pacientes con obras sociales internados, pacientes de Capital Federal que vienen derivados porque en Capital el sistema sí está colapsado… ¿Por qué? Si lo escuchaste a Belocopitt, presidente del sistema de medicina privada del país, lo ha dicho muy claramente… Que ya empezaron los juicios de los pacientes que tienen una prepaga y no tienen una cama donde ser atendidos. Todos nuestros servicios están activos, absolutamente todos, pero sí tienen un ritmo de trabajo un poco más bajo de lo habitual, y eso porque muchos de nuestros trabajadores, más o menos 220, entre médicos, enfermeros, kinesiólogos, administrativos, están infectados por Covid. Una infección que tiene una clara transmisión comunitaria, que está en todos lados. El médico y el trabajador de Salud habitualmente tiene poliempleo, trabaja en muchos lados, y eso a nosotros nos ha generado una merma en nuestra capacidad de respuesta. Entonces, ¿qué hacemos? Trabajamos en red. Nuestro hospital, que es uno de los 77 hospitales de la provincia de Buenos Aires, trabaja en red. Es decir, aquellas cosas que yo puedo ofrecer y que otro hospital no tiene, vienen al hospital Evita de Lanús. Y aquellas cosas que yo no puedo ofrecer, las ofrece otro hospital. Aquí, entre los cuatro hospitales que tenemos en el distrito trabajamos muy mancomunadamente. Dicen que es algo histórico, que nunca fue así, pero trabajamos de modo muy cercano con Stroia, del Narciso López; con Virginia Olivera, del Arturo Melo; con Arturo Diez, del Oncológico, y nos ayudamos, nos prestamos insumos, personal, permanentemente. Lo mismo con la Secretaría de Salud del Municipio. Y ahora abrimos las fronteras, porque el trabajo es mucho, todos los pacientes que llegan al hospital son asistidos y si no se los puede terminar de ayudar en nuestro hospital son derivados a otro hospital de la red, inclusive por fuera del distrito de Lanús. Esto es una pandemia, es un golpe mundial, es algo a lo que nosotros -aún con un sistema de salud muy acortado, muy apedreado, muy olvidado en los últimos años- damos respuesta. Y el sistema da respuesta aún hoy… El porcentaje de ocupación de las camas de terapia en la provincia de Buenos Aires es del 65 por ciento. Todos los pacientes que hemos propuesto derivar se han derivado. Algunos en un lapso de 24 horas, otros en 48, otros en 72, pero se derivan. Y mientras tanto se van recuperando nuestros médicos, nuestros enfermeros, nuestros kinesiólogos. La recuperación toma dos semanas, pero tenemos un problema severo con las ART, con ART Provincia, que es un ente privado que burocráticamente extiende las altas, entonces tenemos compañeros que ya tienen el alta médica pero aún no tienen el alta de la ART. Y eso prolonga los tiempos con una necesidad imperiosa por parte del hospital. Hoy tenemos ya 54 profesionales a disposición de regresar al hospital, pero no lo pueden hacer porque no tienen el alta de la ART.

-Esos 220 trabajadores contagiados de Covid-19, ¿qué porcentaje de trabajadores del hospital representan? Y en relación con el resto de los hospitales, ¿es el promedio, es menos, es más?

-En el mundo es un 14 por ciento. El hospital tiene un 15,5. Estamos ahí, un poquito por arriba. Nosotros no quisiéramos que se enferme ninguno, por supuesto. Hemos tenido trabajadores muy enfermos, médicos en terapia intensiva, enfermeros en terapia intensiva… Actualmente tenemos al supervisor de enfermería en terapia intensiva, y eso tiene impacto en nuestra comunidad. Eso pega y pega fuerte, moviliza el espíritu, pega en el alma ver a un compañero en esas condiciones. Esas cosas generan una vibración en el trabajador, una inclinación hacia la preocupación, hacia el miedo , hacia la tristeza, la demanda permanente…

-¿Qué cantidad de pacientes con Covid-19 tiene el hospital actualmente y en qué estado están?

-Tenemos actualmente 48 pacientes internados. Desde marzo hasta hoy atendimos a 550. Tenemos dos pacientes graves, ventilados, que están a punto de salir derivados, y 17 fallecidos. Es un número bastante corto. Eso tiene que ver con el compromiso abismal colectivo de los trabajadores del hospital, que trabajan bien. El índice de letalidad en la Argentina es bajo. En la provincia es 1,8. Capital tiene 2,3. Con el plasma de convalecientes nos va muy bien. Somos uno de los primeros hospitales que ha solicitado plasma para nuestros pacientes. Tenemos una impresión muy positiva. Más allá de que el plasma está en fase de experimentación, hemos visto que los pacientes han tenido una respuesta muy buena, hemos visto una respuesta muy buena en niños también. Entonces cumplimos con todos los protocolos para que los pacientes puedan recibirlo. Eso se hace en el Instituto de Hemoterapia de La Plata o en General Rodríguez. Lo vamos a buscar. Todo nuestro servicio de Hemoterapia trabaja en virtud de esto y trabaja muy bien, así que eso es algo muy esperanzador para nosotros también , en la espera de una pronta vacuna.

¿Cuántos respiradores tienen?

-Nosotros ya superamos los 40 respiradores. En el Hospital hemos recibido 14 respiradores nuevos. Cada respirador nuevo cuesta alrededor de 20 mil dólares. Hemos recibido 31 camas striker, hemos recibido 16 monitores multiparamétricos, hemos recibido bombas de infusión, ha habido una inversión notable en el hospital que se suma a 150 nombramientos de trabajadores. En nuestro hospital se perdieron en los últimos cuatro años 230 trabajdores. Nosotros, junto al ministerio de Salud de la provincia, pudimos recuperar 150. Médicos, kinesiólogos, eenfermeros, técnicos, psicólogos, psiquiatras… Hace años que no entraba un solo psiquiatra al hospital… Toda la escuela de enfermería está nombrada, pero es tan grande la pandemia, es tan grande esta tormenta que las ausencias se sienten…

-¿Hay alguna autocrítica que te hagas en relación con los contagios de trabajadores de la Salud? ¿Hay medidas preventivas que se podrían haber tomado y no se tomaron, o aprendizajes que llegaron demasiado tarde?

-Sí, claro. En primer lugar, tiene que ver con nuestra idiosincrasia. Esta cosa de abrazarse del latino, de comer todos juntos y apretados… Lo sabíamos, pero nos costó bastante aprenderlo. Las reuniones seguían siendo en lugares muy pequeños, en habitáculos muy chiquitos. El aprendizaje del barbijo y el respeto de la distancia han costado aprenderlos. Eso tiene que ver muchas veces con la pasión por ayudar, que por ahí en algún caso hizo que el médico no se vistiera adecuadamente o que se vistiera rápido, o que lo hiciera junto con el stress y entonces hubiera una falla en la colocación de los N-95 o de las antiparras o de las máscarasde protección facial, o del camisolín. Entonces todas estas cosas son situaciones donde se genera riesgo. Además está lo de la limpieza, que es un factor preponderante en todas las enfermedades transmisibles. Y nuestros trabajadores de la limpieza también empezaron a enfermarse. Entonces empezó a haber un déficit, porque al enfermarse un trabajador de limpieza el que seguía trabajando tenía que cubrir una superficie mayor. Nosotros tenemos en el hospital cuatro gremios que son luchadores, y siempre se han negado a la tercerización de la limpieza o del mantenimiento, pero ahora han podido comprender la necesidad de tercerizar, el Ministerio también lo ha aceptado, y ayer empezó a trabajar una empresa de limpieza que se suma a los trabajadores de limpieza actuales, especialmente en las áreas más sensibles: la guardia externa, terapia intensiva, la neo, la maternidad, en clínica médica.

-¿Qué sectores del hospital restringieron sus actividades a raíz de la pandemia?

-La guardia ha restringido sus actividades y en Clínica Médica hemos hecho un pedido expreso a lo que es la Región Sanitaria, el Same y el Municipio, porque al tener una alta cantidad de trabajadores infectados necesitamos -para mantener la calidad de atención- recibir un poco menos pacientes de los habituales. Nuestro hospital, insisto, atiene gente de Capítal, de Almirante Brown, de Berazategui, de La Plata, ni hablar de Lomas, de Sarandí, de Avellaneda… Es un lugar de alto nivel de derivación porque nosotros tenemos las cuatro terapias intensivas: la neonatal, la pediátrica, la de adultos y la unidad coronaria, además de tener tomógrafo y todos los sistemas de imágenes. Ahora estamos en un camino de activación de la Cámara Gamma. Acá tenemos una Cámara Gamma nueva, no utilizada en los últimos cuatro años. La Cámara Gamma es un aparato que sirve para evaluar la perfusión miocárdica (la irrigación de la sangre por las arterias, venas y cavidades del corazón), y además permite estudiar el funcionamiento de los pulmones, de las tiroides, a través de imágenes tridimensionales. Permite diagnosticar en casos de cáncer, de linfomas… Es un servicio carísimo afuera y lo vamos a poder brindar en poco tiempo. Entonces en un hospital universitario que depende de la Universidad de Buenos Aires, con residencia, con formación, con escuela de enfermería… Es un hospital muy solicitado, pero frente a la pandemia tuvimos que pedir al sistema de derivación que empiecen a mandar menos pacientes de los habituales. Calculamos que la situación estará enteramente normalizada para el 16.

-En tiempos de aislamiento y cuarentena, ¿la cantidad de pacientes que pasan por guardia es mucho menor?

-Sí, es bastante menor. Eso para nosotros, con nuestra mirada más médica y sanitaria es una preocupación, porque nuestra gente se sigue enfermando, sigue teniendo infartos, sigue habiendo diabéticos e hipertensos, no todo es Covid. Entonces nosotros queremos que sigan viniendo, consultando… De hecho hemos habilitado un lugar diferente de consultorios externos y buena parte de esos trabajadores se suman también en la guardia. Hoy en la guardia del Evita hay oftalmólogos, hay anatomopatólogos, dermatólogos, ginecólogos trabajando, urólogos… Esto era totalmente impensado meses atrás, pero hay un compromiso colectivo impresionante, emocionante, y enfermería además… La enfermería es una profesión donde uno puede ver muy claramente la pasión que tienen nuestros trabajadores por lo que hacen. Para nosotros es una columna muy sólida del hospital. Tenemos enfermeros de muchos años que trabajan como si tuvieran 20 años. Nosotros nos propusimos transformar este hospital, que encontramos devastado, y la pandemia no nos hizo cambiar de idea. Prontamente va a ser otro hospital. Lleno de cultura, de música, de arte, con salud para todos. Tenemos una esperanza arrasadora.