Escándalo: un director de la DEA pidió una coima de medio millón de dólares y dijo que era en nombre del fiscal Stornelli
Por Horacio Verbitsky.
Un director regional de la DEA y sobrino del Escribano de Macri pidió 500.000 dólares a un empresario para no detenerlo y dijo que era una práctica habitual del fiscal Stornelli, con quien colabora. En exclusiva, la filmación del primer pago, las fotos con Stornelli, las filmaciones en la fiscalía, los audios y mensajes grabados. Dos custodios de Stornelli debían acompañar al operador para el cobro en una financiera, pero un allanamiento previo a su domicilio los puso sobre alerta y no acudieron a la cita. Una incursión en el tenebroso submundo de la mafia. El dinero que le sacaron a Paolo Rocca y Eurnekian.
Invocando amistad con el fiscal Carlos Stornelli, Marcelo D’Alessio le pidió 500.000 dólares al productor agropecuario Pedro Etchebest, a cambio de que no se investigara su presunta participación en delitos mencionada por el arrepentido ex presidente de la ONCA, Juan Manuel Campillo, quien sindicó a Etchebest como recaudador “entre propietarios de campos de orientación ganadera a cambio de beneficios” de la ex Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario. Terminaron cerrando por 300.000 y D’Alessio debía cobrarlos el jueves 7, acompañado por dos policías de la custodia de Stornelli. Si se toma al pie de la letra lo que D’Alessio afirma, la DEA estadounidense actúa activamente en la causa de los encuadernados y prepara a los testigos para que declaren o para que compren su libertad enriqueciendo a los funcionarios judiciales y al servicial intermediario. Un allanamiento realizado el miércoles al domicilio de D’Alessio lo puso sobre alerta y no concurrió. Pero un adelanto de 15.000 dólares quedó documentado con audios, filmaciones, fotografías y numeración de los billetes. La diputada cívica libertadora Elisa Carrió dijo en un tuit la noche del jueves que se trata de una operación del juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, “que es de La Cámpora para ensuciar a Stornelli”. Es obvio que ignora la cantidad y calidad de la prueba acumulada contra su amigo.
D’Alessio persuadió a Etchebest cuando le contó que según Campillo los dividendos de la actividad eran enviados por el productor desde Uruguay a su hijo Matías, que es ciudadano estadounidense. Según Campillo, los frutos de la actividad ilícita terminaban en la empresa South Star International LLC, del condado de Saint Lucie, en Florida, Estados Unidos. Para demostrar la seriedad de su gestión, D’Alessio le mostró el documento oficial por entonces secreto en el que Campillo lo involucra.

No era el primer conflicto que Etchebest tenía con la justicia. Antes había sido procesado por el juez federal de Mar del Plata Santiago Inchausti por reducción a la servidumbre de trabajadores rurales que desempeñaban tareas en sus campos de Sierra de los Padres. Pero otra cosa es un proceso federal, en Comodoro Py, en la causa de los capitostes patronales y políticos encuadernados por Stornelli y el Doctor Glock, con el acompañamiento entusiasta del duopolio Clarín-La Nación.
Además de amigo de Stornelli, Marcelito D’Alessio es sobrino de Carlos Marcelo D’Alessio, el escribano general de gobierno. Ante una pregunta de Etchebest sobre el inicio de la causa, dice que la digitalización de los cuadernos que el ex policía Jorge Bacigalupo le entregó al diario La Nación fue realizada por un escribano que designó su tío:
En uno de los diálogos grabados, afirma que su gestión será gratis, pero que es imprescindible “una atención con Carlos”. La alternativa es el allanamiento y la detención, lo presiona. Según D’Alessio al fiscal le urge el dinero porque está en gestiones para comprar la casa en Pinamar de Héctor Colella, el amigo a quien Alfredo Yabrán dejó sus bienes.
Esta historia introduce de lleno en el submundo mafioso donde actúan operadores judiciales y periodísticos, agentes de inteligencia y funcionarios del gobierno, todos bajo la mirada atenta de la embajada de Estados Unidos y de sus organismos de seguridad nacional. D’Alessio nació en la Argentina pero es ciudadano estadounidense, y se atribuye haber conducido los ocho procedimientos en los que se incautó mayor cantidad de cocaína en el país.
Todo terreno
Con constantes elogios a la inteligencia y el poder de su amigo y a la confianza que le inspira, Etchebest estimula su manifiesta logorrea para que relate sus proezas. Ambos se conocieron en 2013 en ENARSA. D’Alessio dice haber sido infiltrado allí por la National Security Agency de Estados Unidos, para informar de las transferencias de dinero desde el Banco Macro hacia Panamá para Antonini Wilson, y dinero que se lavaba en Estados Unidos, pero que desde hace un año y medio se desempeña en el Ministerio de Seguridad de la Nación.
Entre el personal de planta del ministerio no figura, pero eso no es decisivo. Ante el playero de un estacionamiento que lo apura se presenta como director de la DEA estadounidense, con 6.000 personas a su cargo, y durante el trámite de la extorsión le envía a Etchebest fotos y documentación de procedimientos de drogas en distintos puntos del país. Desde que gobierna Cambiemos, D’Alessio ha defendido las posiciones del gobierno sobre seguridad y defensa en los programas de televisión más serviciales. Al presentarlo en un show de animales, el relator de fútbol que lo conduce dijo que no quería hablar de más al explicar para quién trabajaba su interlocutor. Fue D’Alessio quien mencionó organismos internacionales.
—¿Trabajás para organismos internacionales?
—Si.
—¿No podés contar para cuál?
—No.
—Es un experto, que combate el narcotráfico en el campo, no sentadito en un escritorio—, resumió el relator.
—Investiga— lo corrigió el panelista Daniel Santoro, quien ratificó la importancia del experto.
—Investiga, pero no con una lupa. Es un tipo valiente— insistió el relator.
También Crónica TV lo presentó como el mayor experto en el país sobre narcotráfico.
Su autobiografía, escrita para la revista Def, fue amplificada por el portal de Daniel Hadad. (https://www.infobae.com/def/defensa-y-seguridad/2018/07/19/marcelo-dalessio-hace-falta-un-master-plan-contra-el-narco/). También es columnista del matutino Clarín, que lo presenta como experto en narcotráfico.


Ninguno de esos medios confiere tal reconocimiento a alguien que no llegue con el visto bueno de la embajada.
Se atribuye haber trabajado codo a codo con Stornelli y el juez Claudio Bonadío, en una suite del hotel Four Seasons “alquilada por Bonadío a nombre de un Mister Nadie, para lograr la detención de Julio De Vido y Roberto Baratta”, y haber sido el informante de Daniel Santoro sobre la causa de los encuadernados. “Nuestro libro”, dice en relación a El Mecanismo, que firmó Santoro.
Sus relaciones con Stornelli, con Santoro y con Patricia Bullrich están debidamente confirmadas. Además es uno de los abogados defensores del valijero cantor Leonardo Fariña, junto con su socio Rodrigo González, tarea por la que se jacta de que la Ministra de Seguridad los remunera con 200.000 pesos mensuales.
Afirma que personal de la inteligencia gubernativa alimentó durante años a Fariña con informaciones que servían para procesar a otras personas, como Ricardo Etchegaray, o para extorsionar a los mencionados, en nombre de Fariña. D’Alessio cuenta que él le puso fin a esa situación, cuando le preguntó a Fariña si quería seguir ganando plata de ese modo o salir en libertad. Lo consiguió en dos meses, lo cual motivó el reclamo de Bullrich.
—¿Cuánto más le querés sacar, Patricia?
—Está bien. Pero me entregás a Lázaro Báez y la plata.
Fariña es el autor de la boutade del siglo: que los Kirchner se robaron un Producto Bruto. Según el FMI, para abril de 2018 el PIB de la Argentina era de 627.000 millones de dólares. Las inversiones realizadas por el ex secretario de Néstor Kirchner, del que Cristina prescindió, Daniel Muñoz, rondan los 70 millones de dólares, es decir apenas el 0,01% de un PIB. La desesperación del juez, el fiscal y el gobierno es que hasta ahora no han hallado una sola prueba de que ese dinero pertenezca a Cristina.
Etchebest recibió el reenvío de un saludo de año nuevo de Patricia Bullrich a D’Alessio y le contó que le había pedido que fuera en lugar de ella a un programa de televisión a defender la incorporación de las pistolas eléctricas Taser.

Etchebest quiso saber si Bullrich lo hizo entrar al Ministerio.
—No, el que me hizo entrar fue Mario Montoto.
Según su descripción, el presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, especialista en parafernalia bélica, de seguridad e Inteligencia, es una de las tres o cuatro personas más poderosas del país y opera en las sombras, desde sus tiempos en Montoneros. “Es el dueño de todas las cámaras de seguridad que hay en la Argentina, socio de Hadad y tiene el 50% de Infobae“. Por una diferencia de negocios con Montoto, “a su pedido lo metimos a Sergio Taselli en el asunto de los cuadernos, no tenía un porongo que ver. Pero pasó dos meses en cana. (Risas)“.

Familia muy normal
El escribano general Carlos Marcelo D’Alessio es una persona de total confianza del presidente Maurizio Macrì, quien lo designó en la Escribanía del gobierno en vísperas de la Nochebuena de 2015. Tanta confianza, que su socio, el escribano José María Fernández Ferrari, quedó a cargo del fideicomiso opaco en el que Macrì colocó una pequeña parte de sus bienes para simular transparencia republicana, como respuesta al escándalo por la aparición de su nombre en los Panama Papers. En ese momento se afirmó que D’Alessio renunciaría como escribano general de la Nación para que Macrì pudiera alegar que no tenía contacto alguno con el administrador de una parte de sus bienes y que no había conflicto de intereses. Ni siquiera se privaron de una novelesca sobreactuación: Fernández Ferrari declaró que él y Macrì firmaron el acuerdo en momentos distintos y que nunca lo conoció. En realidad, el Tío D’Alessio sólo renunció a la sociedad Seguridad Fiduciaria, que compartía con Fernández Ferrari. Su hermano, Eduardo Luis D’Alessio, el padre de Marcelo, preside la Consultora Irol D’Alessio, de la cual también es directora su esposa, la rabina Nora Israelson de D’Alessio, y el ex director de Poliarquía, Sergio Berenztein.




Hombre bien adaptado a los tiempos, el Sobrino D’Alessio se dedicó a la investigación del narcotráfico, aunque su formación fue como abogado y economista, con un máster en Psicología Forense y Criminal, y una especialización en Química Orgánica. Además se presenta como piloto de avión, instructor de tiro y músico y corre carreras de autos. No sería excesivo decir que tiene una alta estima por sí mismo.
Siempre dispuesto a mostrar sus relaciones con personas poderosas como su tío, Marcelito se encargó de probarle a Etchebest que mantenía una relación fraternal con el encuadernador Daniel Santoro, quien “vive dentro del juzgado”. Dijo que se visitan en sus casas y que el último 2 de diciembre tocó el piano en Armenia 1450, donde vive Santoro, quien el 4 cumplió 60 años. Entre los asistentes mencionó a Luis Majul y al presidente de Edenor. Le contó que la esposa del operador judicial de Clarín era una ex dirigente de la juventud femenina comunista rusa, practicaba Feng Shui, una disciplina milenaria china que explica cómo vivir en un punto de equilibrio con la naturaleza y con uno mismo, y se había convertido en la gurú de la diputada libertadora Elisa Carrió, a quien asesoraba sobre vibras y energía, con lo que regula sus apariciones públicas a los momentos que esa cultura considera propicios. La esposa de D’Alessio es alemana y las dos parejas escenificaron juntas el aniversario de la finalización de la Guerra Mundial. “Santoro fue el agente de la KGB para la Argentina y el Uruguay durante 15 años. Tiene costumbres soviéticas”, explica.
Ante la incredulidad de Etchebest, le envió las fotos que se tomaron con sus gorros, cascos y sombreros de Alemania y Rusia.

Etchebest le preguntó si sería posible darle un vuelto a Campillo por medio de Santoro.
—Pero síiii, vos le das diez datos y Santoro… ¿Cuándo querés sentarte con Santoro, el lunes, el martes, a qué hora? Vos decime.
También le leyó partes del expediente y de los informes sobre Etchebest recibidos en la Cancillería, como prueba de su acceso a las piezas más secretas. La principal preocupación de Etchebest, de 69 años, eran sus hijos, Matías y Pedro Gastón. Marcelito le incentivaba esa inquietud. Le dijo que en las redes tendidas por Campillo, el Doctor Glock había atrapado dos peces mucho más gordos que él pero que se había empecinado con los Etchebest, como si tuviera un encono personal. Agregó que era inquietante porque iba a intervenir una jueza de Estados Unidos. El 25 de enero, en una de sus columnas de agitprop, Santoro escribió que “la Justicia de EE.UU. tiene abierto un expediente propio porque el lavado se cometió en su jurisdicción y a través de algunos bancos norteamericanos”. Agregó que Stornelli “interrumpió sus vacaciones para participar del interrogatorio [de una detenida en ablande a quien intentaba convertir en arrepentida] y luego volvió a seguir con su descanso”.
Le explicó que el Doctor Glock le había pedido a la fiscalía 17 medidas, registros de Migraciones sobre los viajes de Etchebest a Montevideo y Estados Unidos, movimientos de dinero de la sociedad en Estados Unidos, transacciones bancarias y cambiarias en cuevas del Once, inspección de campos, y que durante las vacaciones del fiscal los resultados le llegarían a él, a través de un empleado de la fiscalía a quien sólo menciona como Sebastián. Es un nombre triplicado en la Fiscalía 4 de Stornelli: lo llevan los prosecretarios administrativos Pablo Sebastián Iriart y Sebastián Federico Soverchia, y el auxiliar Pablo Sebastián Rivera. Sólo el primero es efectivo en el cargo. Le prometió que en cuanto regresara de Tulum, y Sebastián le diera los papeles, viajaría a Pinamar para reunirse con el fiscal y arreglar el problema. Le dijo que en Ezeiza lo esperaba un vehículo y custodia de la fiscalía y le reeeenvió un chat con el fiscal, en el que combinan el encuentro.

D’Alessio a Etchebest: No vas a tener ningún daño, salvo económico, porque Stornelli no es bueno. Es un tipo que te va a cortar boleto. No soy ningún pelotudo y vos tampoco sos un pelotudo. Tampoco nadie es tan bueno. Pero el tipo te podría haber costado 6 años de meterte adentro, terminar la vida por la puerta de atrás, cagar a tu hijo.
Añadió que no quería nada para él, ni 10.000 dólares ni una botella de champán, porque no toma alcohol. Pero “no estoy hablando con un santo. Vamos a hablar claro”.
Con un conocimiento detallado del expediente y de los oficios tramitados a través de la Cancillería, D’Alessio explicó que Campillo ofreció colaborar en la investigación de un conjunto de delitos y le sugiere a Etchebest cómo vengarse: denunciarlo por otros tres delitos, lo cual haría caer el acuerdo de arrepentimiento. “Con lo cual, si a vos te cuesta 400, al tipo le va a costar un palo dos. Acá el negocio no es que vos pierdas 400 sino que ganes 800, y ahí si yo quiero ir en el negocio con vos”. Le pide “el 20% de lo que recuperemos” y lo insta a buscar información sobre Campillo. “Rompió él los códigos. No los rompiste vos”. También explicita sus principios: “Me importa tres carajos la realidad. Lo que me importa es la percepción de la realidad”. Si es verdad, alguien le dio letra y son “nuestros conocidos comunes de la SIDE”, gente “que manejó la provincia de Buenos Aires”, dice.
Según D’Alessio, “a Eurnekian le sacaron 600.000 dólares para no allanarle la casa, y a las dos horas se la allanaron. A otro empresario le sacaron un millón y medio de dólares, le dijeron que no iba a pasar nada. Lo metieron en cana”. A Paolo Rocca le sacaron 2,6 millones e igual quedó procesado. En uno de esos casos, dice que la decisión de Bonadío fue en respuesta a la versión de que un abogado tenía influencia en su tribunal.
Pero, sobre Etchebest “le dije a Stornelli este hombre es mío. De ese sujeto me encargo yo. El sabe perfectamente lo que eso implica, clarito como el agua. Ya dio la instrucción a su secretario Sebastián que todo lo que llegue de Cancillería tiene que mandárselo al doctor Marcelo D’Alessio. Abrió la feria y está resolviendo todo desde Pinamar, el conchudo”. Sebastián recibe la valija diplomática en Ezeiza, la abre y le copia lo más importante. También le describe las comunicaciones sobre él entre la Reserva Federal y la Embajada de Estados Unidos en la Argentina.

Durante el viaje a Pinamar, que hicieron juntos el 8 de enero, a 160 km por hora, en una camioneta con instrumental para detectar radares y bajar a la velocidad máxima permitida, este locuaz agente de la ley y el orden mencionó como “recaudador de Stornelli” al intendente de Salta, Gustavo Sáenz, quien fue el candidato a vicepresidente de Sergio Massa en 2015 y este año aspira a la gobernación, por acuerdo entre Massa y Cambiemos.

También le explicó su rol como director regional de la DEA y en la NSA. Contó que había un acuerdo con Estados Unidos para instalar una base militar en Corrientes, pero que las discusiones internas por el tema permitieron que el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, les ganara de mano.
Etchebest asentía con comentarios admirativos. Así le hizo contar de qué manera conoció a Stornelli, quien le pidió que realizara una cámara oculta a alguien que pensaba denunciar al fiscal por haber apretado a Enrique Wagner y Paolo Rocca, en una oficina de la fiscalía que describe con precisión. Stornelli los apretó con carpetas de Inteligencia, dice. Calcula que el fiscal y el juez por este método “se hicieron de 1o, 12 palos”
Añade que fiscal y juez están preparados para irse en unos años con fortunas de 20 a 50 millones de dólares:










