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Caída libre: Lanús perdió con Gremio y sigue livianito

¿Qué le pasa a Lanús? ¿Se acostumbró a perder? ¿Es un equipo mediocre? La seguidilla de malos resultados, apenas interrumpida por un triunfo ante el modestísimo Aragua de Venezuela, genera una lógica serie de dudas. El hecho es que este mismo equipo llegó a la final de la anterior Sudamericana, nos hizo ilusionar, nos dio manija. El hecho es que casi todos estos pibes tienen buen manejo de pelota, son rápidos, tienen garra. Cualquiera los querría en su equipo. Sin embargo, algo está fallando. Podemos decir que cada vez que a Lanús lo atacan le hacen un gol, podemos decir que los centrales no marcan a nadie, nunca, podemos decir que cometemos errores infantiles en defensa… pero eso no alcanzaría. No, al menos, si consideramos que pasó más o menos una hora hasta que Lanús pateó su primer tiro al arco.

A este Grana le faltan cinco para el peso, es evidente. No se la cree, no impone su dominio, no marca presencia. Quiere pero no puede. Cierto es que Quignón y Orsini perdieron el puesto en la cancha, tan cierto como que cuando entraron, en las malas, Lanús recuperó algo de su vieja enjundia, alcanzó el empate, intentó ganarlo. Duró un suspiro, claro. Fue como un respirador artificial. El Grana parece haber perdido la fe en sí mismo y no sabemos cómo se sale de esta crisis, más allá de que Alexis Pérez (¿no tenías otro para poner cuando se fundió el pibe Aude, Luisito?) y Guillermo «no cabeceo nunca» Burdisso parecen haber cumplido largamente su ciclo. Tal vez este equipo necesite un lavado de cara cuando se termine la temporada en junio, eso que los periodistas llaman «un refuerzo por línea», tres o cuatro nombres pesados para que la responsabilidad no quepa tanto en los pibes. No la tenía fácil hoy el Grana, pero -vamos a decir la verdad- no la tiene fácil últimamente con nadie. La intención es buena; la realización, livianita. Ojalá pase pronto el otoño.

Mirá los goles. Tenele paciencia al relato en portugués