Histórico: el día en que Alberto Olmedo y Javier Portales tomaron un café en un bar de Lanús
Por Daniel Riera.
Alberto Olmedo y Javier Portales tomaron un café en un bar de la estación Lanús. Sucedió hace poco más de medio siglo, más específicamente en 1970. El bar en cuestión ya no existe, pero sobrevive largamente en la memoria de los lanusenses. La Confitería El Clavel, donde el Negro y el Cabezón tomaron su cafecito, quedaba en Hipólito Yrigoyen y Piñeyro (¿O quizás por entonces Hipólito Yrigoyen todavía se llamaba Pavón y Piñeyro todavía se llamaba Olivieri?), en perfecta diagonal con la pizzería Las Palmas, que todavía existe. La escena corresponde a El hombre del año, una película de Kurt Land en la que Olmedo debe lidiar con un problema francamente inusual: tiene dos corazones. Claro está que semejante virtud no le resultará indiferente a un capo mafioso que padece una severa insuficiencia cardíaca y necesita un trasplante para sobrevivir.

Como se ve en la escena, un montón de curiosos se agolpan frente a los ventanales del bar para espiarlos: es que no cualquiera tiene dos corazones, aunque es perfectamente lógico que si alguien los tiene, ese alguien se pasee por nuestra ciudad.
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Alberto Olmedo corre por Pavón
Cuando sale del bar, Olmedo es perseguido por una verdadera multitud y cruza Pavón a las corridas. De este modo podemos evocar -quienes lo conocimos- y apreciar -quienes no lo llegaron a ver- cómo era un lugar legendario de Lanús que ya no existe, y al mismo tiempo, espiar la fisonomía de nuestra ciudad hace medio siglo.
Claro está que el concepto de PNT o «chivo», por entonces, ya estaba bastante desarrollado: en unos cuantos primeros planos se puede apreciar con nitidez que la escena transcurre en El Clavel.

En el reparto de la película descollaba otro gran humorista como Fidel Pintos, y se lucen también las actrices Olga Zubarry, Cuny Vera y Norma Pons. El afiche jugaba con el éxito de Olmedo en su programa El Botón, ya que no sólo hace su característico gesto de «Rucucu», sino que además la película lleva el inequívoco subtítulo «No toca corazón». Pero todos esos detalles aquí no tienen mucha importancia: lo verdaderamente importante es que el dato alcanza para calificar a Alberto Olmedo y Javier Portales como vecinos ilustres de Lanús.