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Lanús perdió un partido que no podía perder y en la última fecha puede pasar cualquier cosa

Fue muy dura la derrota de Lanús en la Fortaleza. Dura por lo inesperada, dura por el segundo tiempo espantoso y dura por el modo en que se regala una ventaja en el segundo tiempo. Lanús dejó tantas dudas en este 1-2 ante Montevideo Wanderers, que pese al providencial empate de los ecuatorianos del Barcelona en Venezuela, no hay absolutamente nada que festejar.

Jugó un muy buen primer tiempo el Grana, con la pelota circulando entre los de Granate, con varias situaciones de gol, con la situación de que el triunfo iba a decantar naturalmente en el segundo. Jugó un horrible segundo tiempo el Grana, con una tendencia alarmante a dársela a los de blanco, con la iniciativa pero con un barullo y unas imprecisiones constantes que hacían suponer el 0 a 0. Hasta que llegó el zapatazo de Bernabei y en la platea nos relajamos, y adentro de la cancha ni te cuento. Pese al 4-4-2, Lanús no pudo cerrar el partido y no sólo eso sino que en tres minutos se lo dieron vuelta, sí sí, como en la última etapa de Zubeldía. ¿Cuál es Lanús? ¿El del primer tiempo o el del segundo? Esta derrota impensada puede ser el punto de partida de un gran equipo que se fortalece en la adversidad o puede ser el desastre. Depende de nosotros. Si Lanús golea a los venezolanos de Metropolitanos la semana que viene, quizás empecemos a saber la respuesta. Vamos Grana.