HistoriaPolíticaÚltimas

Beto Pianelli: “Los Metrodelegados somos todo lo que el Gobierno odia”

Por Daniel Riera

-Esta semana tuvo el paro de los Metrodelegados con la represión en la línea H, el paro con una movilización multitudinaria de los docentes y finalmente otra movilización, también gigantesca, contra el FMI. Parece que hubiera pasado un año en una semana… ¿Cuál es tu balance de lo ocurrido?

-Bueno, todavía es prematuro para usar la palabra “balance”. Cuanto más pasa el tiempo ayuda más a sacar conclusiones de lo que pasó y estamos muy encima. El viernes fue la movilización, el miércoles fue la movilización docente, que también fue multitudinaria. Yo marché desde Avellaneda con Baradel, y la verdad se ponía la piel de gallina al ver el puente lleno de gente, una columna gigante, y lo de ayer (por el viernes) fue monumental. Yo creo que el mes de diciembre del año pasado marca un antes y un después. Para mí hay un punto de inflexión. Parecía que la reforma previsional pasaba como si nada, sin pena ni gloria o con alguna escaramuza, nada más, y sin embargo después de votarse en el Senado, cuando se fue a discutir en Diputados fueron esas movilizaciones con una brutal represión de la policía, donde también lo interesante o lo distintivo es que ante la represión de la policía no hubo repliegue de la gente. En diciembre una movilización un jueves con una represión durísima y un despliegue policial nunca visto, y luego al lunes siguiente hubo otra movilización aún más grande. Para mí eso marca dos cuestiones: 1) la gente asimiló el plan del Gobierno y sale preventivamente a enfrentarlo, antes que suceda, a reventarlo, inclusive aunque para eso tenga que enfrentarse a las fuerzas de seguridad. Y quizá lo más sintomático son los cacerolazos que ocurrieron esa misma noche. Fue nada orgánico, completamente espontáneo.  Y además 2) en las movilizaciones hubo un detalle de color: la cantidad de pibes que iban a enfrentarse a la policía, pibes que tenían arraigado el odio a la represión policial en los barrios, la miserabilidad permanente en la que están viviendo. Esos pibes no venían de una militancia, o en todo caso no de una militancia orgánica sino más bien marginal. A partir de ese diciembre hubo un verano caliente, con muchos paros, muchas movilizaciones, y luego las huelgas docentes y bancarias siguieron marcando un ritmo muy importante, la UOM estuvo a punto de entrar en conflicto (ellos amagan pero no se animan), y la movilización del 24 de marzo… Yo creo que desde diciembre que se viene gestando todo esto, así que no me extraña. Y es en ese marco que se produce nuestro conflicto. Y nosotros somos todo lo que ellos odian. Tenemos todas las características necesarias para que ellos nos odien. Una vez un periodista nos dijo: «Ustedes no entienden, quieren negociar con ellos, pero no pueden porque son todo lo que ellos odian». Y me dice «Hacen asambleas, discuten, hacen lo que dice la gente, no se corrompen». No es que nosotros entramos en este conflicto porque el Gobierno puso un techo. Ellos siempre pusieron un techo y nosotros lo superamos porque somos 4 mil trabajadores. Esta vez es la primera vez que nos quieren imponer un techo a nosotros. Sabían que no íbamos a aceptar y que iba a haber un conflicto y estaban decididos a enfrentarnos.

-Vos decís que fue una celada…

-Sí, claro. Aparte me lo dijeron ellos. Cuando me dicen «¿Firmás el 13%?», «No, ¿por qué me preguntás esto?» Y ellos se reían. Es como si me preguntaras: «¿Te vas a suicidar?» (risas) «No, no quiero». Y entonces me dijeron. «Mirá, lo vamos a hacer con otro». Y me aclararon «Si hacés un parito no pasa nada, nos lo fumamos, pero si vos venís, vamos a ir con todo, con la policía, con la Justicia, los vamos a despedir a todos», y yo «Bueno, gracias por avisar» (risas), pero yo, conociendo a mis compañeros, le dije «Bueno, al que te dijo esto decile que se compre un casco porque parece que vamos a la guerra…» (risas) . El conflicto estaba planificado por ellos para eso. Ellos tenían un plan sencillo, el «Plan Córdoba». Saben que nosotros paramos, tenemos la capacidad para hacerlo. Nosotros si parábamos 24 horas nos declaraban «Servicio esencial» el transporte, cosa que es ilegal, pero hasta que vos conseguís la ilegalidad en la Justicia ya es tarde. Ellos en Córdoba hicieron eso, lo declararon «Servicio esencial», declararon ilegal el conflicto, lo votó la legislatura cordobesa y empezaron a despedir gente. La idea era esa, declarar «Servicio esencial» el paro y venir a romperlo con la policía porque no dábamos servicio mínimo. Entonces decidimos hacer paros de dos horas por línea, dos horas de paro, dos horas de apertura de molinete, y los tipos se empezaron a desorientar, porque era delirante declarar «Servicio esencial» cuando estás haciendo un paro de dos horas. Metrovías para más el subte por problemas técnicos que nosotros. ¿Y entonces qué hicieron? Mandaron 80 telegramas de suspensión a los compañeros para obligarnos a parar. Ellos lo que querían era que paremos. Y les dijimos que no, seguimos con el mismo esquema, y a los 80 compañeros que suspendieron les bancamos la suspensión nosotros. El martes pasado finalizaba ese circuito de 12 horas, es decir dos horas de paro por cada una de las seis líneas, e íbamos a empezar de nuevo con paros de dos horas. Nada de eso les daba para declarar «Servicio esencial» Entonces, ¿qué hicieron? Mandaron a la cana a romper para obligarnos a decretar un paro de 24 horas.  Nosotros en todo momento intentamos no afectar al usuario, y la empresa lo que busca es obligarnos a afectarlo, para enfrentar a pobres contra pobres y poder reprimirnos.

-Cuando Segovia sale, dice «Tenemos que dejar de parar porque eso es lo que quieren ellos». ¿Cómo se evita ese enfrentamiento de pobres contra pobres al que aludís?

-Nosotros lo que intentamos todo el tiempo es no parar, pero a la vez si te limitás solamente a abrir los molinetes, te invisibilizan. Entonces vos tenés que combinar: la combinación que hicimos nosotros fue perfecta: de a una línea, dos horas de apertura de molinete y dos horas de paro. Dos horas de paro no afectan a la gente. ¿Por qué? Porque son dos horas, salgo un rato antes, salgo un rato después. Esa combinación es perfecta, nos anduvo bárbaro. No es ni muy muy ni tan tan. Si no parás, en cambio, podés estar abriendo molinetes toda tu vida, porque no te saca la televisión, no lo ve nadie. Y además la apertura de molinetes tiene que ser con parafernalia, como lo hacemos nosotros. Con cafecito, con volantes, con música, para llamar la atención, porque nosotros estamos en una empresa que cada dos por tres abre los molinetes porque no hay boleteros, por problemas técnicos, porque se rompe algún tren, entonces necesitamos llamar la atención, por eso compramos un termo de café, le llevamos feca a la gente, pusimos los altoparlantes, música, bla bla bla, eso sí llama la atención… La gente que viaja no está en nuestra contra, la gente nos aplaudía el día de la represión, y fue en Las Heras y Pueyrredón… Estuvimos haciendo paritos y nuestro discurso era ese: «No queremos joderlos». Al que pueden engañar es al gorila que vive en Mar del Plata, lejos del subte, que descubrió el otro día que había un conflicto.

-¿Qué van a hacer con respecto a la ilegalización del gremio?

-Es que no existe tal ilegalización, nosotros somos absolutanente legales. A mí y a Segovia, de hecho, nos mandaron un telegrama que dice «Le iniciamos un proceso de desafuero para aplicar una suspensión de 15 días.

-¿Entonces en qué consiste el reciente fallo de la Corte sobre la personería gremial?

-El fallo no dice que nosotros no tenemos personería gremial, dice que la Corte no va a tratar el tema. Nosotros apelamos un fallo de Cámara y la Corte dice «No voy a expedirme sobre el tema». Esto es la posverdad. Todo el mundo repite, si lo dice el Jefe de Gabinete, lo dice el Jefe de Gobierno y lo dice Majul, lo dice la televisión, terminamos creyendo que es verdad, pero la Corte no nos sacó la personería. La Corte lo que dijo es «No voy a tratar este tema». Lo que queda es un fallo de la Cámara que tampoco nos saca la personería, lo que dice es «Continúa con el trámite» , un trámite que estaba terminado, por el cual Tomada nos había dado la personería. Hubo tres compulsas, la UTA no se presentó en ninguna de las tres, por eso el Ministerio dijo «La UTA pierde sus derechos» ganó el otro sindicato y nos otorgó la personería gremial. El fallo de la Cámara dice: «Bueno, es verdad que la UTA no se presentó la otra vez, pero habría que darle otra posibilidad». Es un fallo un poco escandaloso, por eso recurrimos a la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Vos no te presentás y nunca perdés. Es como ser Campeón del Mundo en boxeo, no hacer más peleas para defender tu título y morir Campeón del Mundo. Aún así, el fallo no dice que perdimos la personería, sino que sigue en trámite. Ahora bien, eso no es lo que dicen Larreta, Marcos Peña, el colorado Diego Santilli, porque mienten…  Vamos a suponer por un momento que dijeran la verdad. Existen cinco fallos de la Corte que dice que los sindicatos por simple definición pueden elegir delegados, pueden hacer huelgas y pueden administrar conflictos colectivos. La Corte en la última década fue acomodando la Ley de Asociaciones Sindicales a una ley marco más grande que son las resoluciones de la OIT, que dicen que no puede haber sindicato único porque no hay libertad sindical.  De hecho la empresa los reconoce. Por eso nos pide el desafuero, porque tenemos fueros. Siempre hicimos paros, siempre nos sentamos a negociar, llegamos a hacer un paro de diez días. ¿Quién era el Jefe de Gobierno de la Ciudad? Mauricio Macri. ¿Quién se sentó a negociar? Nosotros. ¿Quién era nuestro interlocutor? Ezequiel Sabor, que luego fue viceministro de Trabajo. Y ellos se sentaron a negociar.  Ellos lo saben, nosotros lo sabemos. Lo que pasa es que hay una ofensiva para tratar de liquidarnos.