Grindetti esconde a Macri y a Vidal y hace clientelismo político en su comité de Villa Obrera
Por Daniel Riera.
El nuevo local partidario de Néstor Grindetti en la esquina de Pergamino y Eva Perón, en Villa Obrera no dice PRO en ningún lado. Tampoco dice Cambiemos. No hay ni una sola foto de Mauricio Macri. Tampoco de María Eugenia Vidal. ¿Acaso el intendente rompió con el presidente y la gobernadora de la provincia? Nada de eso. Nos habríamos enterado. Por otra parte, no lo olvidemos, Grindetti sigue siendo el vicepresidente del PRO de la provincia de Buenos Aires. No deja de ser curioso: un local partidario que no indica a qué partido pertenece. Fotos de Grindetti, con mujeres, con un gorro de trabajador de la construcción. Grindetti. Sólo Grindetti, como si hubiese bajado de un plato volador al municipio de Lanús. Sólo un indicio: el color amarillo en las paredes. Sabe, Grindetti, que en este momento el presidente es un collar de sandías para sus aspiraciones electorales. Sabe que, aunque la blinden un poco más los medios, la gobernadora que cuadruplicó la deuda de los bonaerenses también lo es. Dos collares, entonces. Cargará con ellos él aunque lo quiera disimular: las boletas de presidente, gobernador e intendentes van pegadas, de acuerdo con la tradición electoral argentina. Grindetti es amigo íntimo de Macri: se conocen desde que él fue gerente de SOCMA, en amistad figuró en los Panamá Papers y fue buscado por la Interpol, fue el ministro de Economía de la ciudad de Buenos Aires cuando Macri era jefe de Gobierno. Ahora hace de cuenta que no lo conoce, como su local lo indica claramente. Grindetti no quiere que se sepa que es Macri. Pero es Macri.